sábado, 25 de julio de 2009

Post-it: ciudades ocasionales (segunda mirada)

Por Paula
“La subjetividad trama su memoria en relación al espacio que habita. A esto lo denominamos un lugar. No existe un registro objetivo del lugar, sino sólo señas, referencias, alusiones a un plano de la existencia que está hecho de huellas que no cesan de articularse en el tiempo, sin pretender confundirse con la verdad. Existimos al abrigo de los lugares”. (Sergio Rojas, Las obras y sus relatos II, Ediciones Departamento de Artes Visuales, Facultad de Artes, U. De Chile, 2009.)


Post-it: ciudades ocasionales, exposición que actualmente se encuentra en el MAC (Parque Forestal), tiene dos antecedentes fundamentales. Primero, se trata de una muestra itinerante y en permanente construcción. Segundo, explora los diversos usos del espacio público. En efecto, ambos antecedentes nos dan una primera clave de comprensión sobre este trabajo: se trata de registros (videos y fotografías acompañados por textos informativos) de ocupaciones que llevan la marca de lo transitorio y lo insólito.


La muestra, que para Latinoamérica fue curado por Pablo Brugnoli (Chile), Pedro M. Salas (Brasil) y Paola Salaberri (Argentina), se presenta como una reflexión “sobre la importancia de que la experiencia urbana reconduzca su atención hacia eventos ínfimos en contraposición a la arquitectura tradicional” (www.mac.uchile.cl/exposiciones/2009/post_it_city.html). En ese alcance, se nos propone que en la ciudad suceden cosas que escapan a su propio plan; se registra el aparecer –y desaparecer- de modos de habitar dispuestos a ser “descubiertos”.


La ciudad de la que aquí se trata ha rebasado su propia proyección, y, no dejaremos de barruntar, que tal exceso vuelve imposible la idea de una ciudad. En otras palabras, la representación de totalidad ha sido anulada por la acumulación azarosa de asentamientos temporales. Por doquier hallamos rincones, que, en la muestra, son convocados a modo de pequeños módulos, replicando la proliferación de lugares sin plan que transforman aquella arquitectura tradicional. Precisamente, la desmesura, que la ciudad moderna se propuso anticipar y controlar, ha quedado en evidencia.


En los lugares reside el espesor de lo humano, aquello que Le Corbusier denomina “el punto de vista verdaderamente humano”; de aquí se desprende que el habitar es, en definitiva, un modo y, como apunta Sergio Rojas, “el modo nombra precisamente lo cultural, lo histórico, lo político en relación con el espacio”. La fascinación por estos modos le da el carácter de inacabada a esta muestra, pues Post-it: ciudades ocasionales convierte al habitar mismo en una pregunta abierta.

martes, 21 de julio de 2009

Post-it city: ciudades ocasionales (primera mirada)

Por Teco
Post-it city “es el concepto acuñado por Giovanni La Barra en 1991 para designar un dispositivo de funcionamiento de la ciudad contemporánea que concierne a las dinámicas de la vida colectiva fuera de los canales convencionales”, es, también, la idea que da origen a la exposición internacional itinerante que se presenta hasta el 9 de agosto en el MAC (Parque Forestal), y que reúne distintas formas de documentación de ocupaciones temporales del espacio público.

Muestra desbordada hasta el exceso por emergencias y erupciones de manifestaciones sociales que parasitan de los “espacios” de la ciudad, Post–it city es una invitación a ver las ciudades con el ojo de ese que cuelga apenas del mapa de lo político. Aquí el espacio es lo central, ya sea por su disponibilidad o su ausencia: usos diversos o imposibilidad de usos.

Uno de los aspectos más interesantes, a mi parecer, es cierto efecto de extrañeza frente a algunos usos del espacio. En efecto, algunos de mis casos favoritos dislocan la idea –convencional- que existe del uso público del espacio.

Son más o menos aceptados los mercados ilegales, ferias libres o el comercio ambulante con sus diversas formas de desplegarse, ya sea con carros, vehículos, puestos estables, etc., todos están presentes en el recorrido de la muestra. Pero lo realmente sorprendente es ver un estadio de fútbol en Varsovia (con capacidad para 60 mil personas) convertido, por comerciantes ilegales provenientes de distintas partes de Europa, Asia y África, en el mercado más grande de Europa, y en el que se estima trabajan 4.500 personas.

Finalmente, me impactó el contraste -y los nexos que se pueden establecer- entre los cerros de Valparaíso, en los que una pelota de fútbol pateada con la fuerza de un niño pueda recorrer cientos de metros y perderse en la ciudad si nadie la detiene, y la ausencia, casi absoluta, de espacio en las favelas de Sao Paulo, en las que, producto de las tomas-ampliaciones ilegales de cualquier terreno disponible, no hay lugar con capacidad suficiente para albergar dos niños y una pelota.

martes, 16 de junio de 2009

Bienal de Venecia, 2009

por Paula
A propósito de la 53ª Bienal de Venecia, se ha hablado sobre el lugar de Chile en el contexto del arte internacional. En un medio se escribió: "Chile no existe como escena artística en el mundo". Me inclino a pensar que las reflexiones sobre este asunto ya están agotadas, pero sin duda la sola idea antes planteada nos permite vislumbrar la repercusión del primer pabellón chileno en Venecia, y de la presencia de la obra de Iván Navarro como único expositor.

En efecto, se trata de uno de los eventos más importantes del campo artístico y, por cierto, esta es la primera vez que Chile participa con un espacio propio. Algo de esto es posible recoger en la prensa, que destaca dicha presencia y el significativo esfuerzo que implicó.

Ahora bien, allende de aquello, queda la Bienal de Venecia y la instalación de Iván Navarro "Threshold" (Umbral).

Como he venido sugiriendo, se trata de un gran evento que convoca al arte, la política y el dinero por igual. En esta ocasión bajo el título Fare Mondi / Making Worlds / Bantin Duniyan / Fazer Mundos / Construyendo Mundos..., nombre que se multiplica por el gesto de la traducción. Sabemos que no se trata de una "réplica" silenciosa, sino del efecto inquietante de una paradoja: frente a la operación de expresar una misma idea en distintas lenguas, surge la evidencia de su imposibilidad. Así lo expresa muy coloquialmente el curador a cargo de la bienal, Daniel Birnbaum, al constatar que cada lengua resignifica el título de este certamen.

La idea central, a saber, la configuración de espacios concebidos como posibilidades de mundos, nos sugiere que las expectativas están puestas en las relaciones que dichos mundos pueden acoger y configurar. De este modo, el ejercicio artístico se exhibe en su preocupación por la invención de lugares para quienes se relacionan en los espacios del arte. En este contexto, las ansías por novedades "formales" son reemplazadas, y en su lugar aflora el entusiasmo por explorar nuevas formas de intercambio social.

La declaración es llamativa y su materialización también. Desde la transformación de uno de los recintos expositivos de la bienal en un centro permanente, hasta la convivencia de grandes figuras del arte contemporáneo, por ejemplo el homenajeado John Baldessari, con figuras emergentes como Natalia Djurberg (León de Plata a la promesa de esta edición). Ocurriendo uno de los aciertos más comentados de Birnbaum, una suerte de comunicación entre jóvenes y maestros. No se trata aquí de encuentros de pasillo, sino de la reactualización de la herencia dispuesta como material artístico.

Desde luego, frente a este tipo de propuestas, llamadas "formas relacionales" por Bourriaud (Estética Relacional, Adriana Hidalgo editora, 2006), existe más de una opinión. Rodrigo Zuñiga en su libro La demarcación de los cuerpos (Ediciones Metales Pesados, 2008) abordó con cautela estas formas de arte. Frente a lo que Bourriaud considera un proyecto político, Zuñiga ve el empeño por sostener una esperanza utópica sobre el arte, al buscar en éste un nicho de resistencia a las actuales condiciones del capitalismo avanzado.

Intentando aproximarnos a la 53ª Bienal de Venecia he creído oportuno dar cuenta de algunas primeras impresiones, las que, en definitiva, determinaron el modo de abordar este evento. Pues, si como señalé más arriba, las obras son superadas por experiencias de duración ilimitada, la distancia -entre Santiago y Venecia- resulta insalvable. Lo que me interesa entonces es apuntar la oscilación entre el acceso descampado de la información sobre la bienal y la irreductibilidad del espacio-tiempo que producen las obras en/de ella.

Queda para el anecdotario la obra de Iván Navarro, la presentación del video Las cenizas de Pasolini de Alfredo Jaar y uno de los eventos colaterales más importantes del certamenten, el despliegue multimedia de La Boda de Caná de Peter Greenaway. De ellos, poco a poco nos enteraremos.

Por ahora, les dejo un video de Daniel Birnbaum, hablando sobre arte y la bienal.